Ya no somos únicamente consumidores pasivos, ahora somos individuos pertenecientes a una comunidad interactiva en la que tenemos el poder de expresar nuestros gustos y opiniones de lo que consumimos y con ello influir en la toma de decisiones, este poder podemos ejercerlo libremente gracias a la Web 2.0.
Antes
de estas webs, un consumidor pasivo que sólo ejercía la función de
comprar-pagar, y si encontraba algo positivo o negativo en ese producto o
servicio adquirido, lo más que podría hacer era ejercer su derecho de
publicidad de “boca en boca” que se limitaba en aquel entonces a sus familiares
y amigos.
Gracias
a la interactividad producida en las Webs 2.0 el consumidor pasivo descubre que
tiene un poder, ya que sus comentarios pueden engrandecer o desaparecer un
producto, un servicio o una empresa; es aquí donde entra en juego el concepto
de Prosumer o Prosumidor.
PROducer +
conSUMER = PROSUMER = PROfessional + conSUMER
El
prosumer, deja de ser un consumidor pasivo, para convertirse en un creador de
contenidos, en un generador de ideas y conceptos que a su vez son consumidos
por él mismo y por muchas otras personas que
buscan algo en común dentro de la gran red de redes. El prosumer se puede
traducir como un individuo dispuesto a compartir comentarios, intereses,
opiniones, gustos, fotos, videos, música… todo
esto y más sin un necesario ánimo de lucro, pero sí de reconocimiento y
aceptación dentro de determinadas comunidades virtuales.
Gracias
a las redes sociales, en general las Webs 2.0, el Prosumer ha obtenido una fuerza
y una presencia tal, que los expertos la visualizan como una manera distinta de
concebir los mercados.
MERCADOS = CONVERSACIÓN
La
repercusión de la evolución de los consumidores
No
siempre el prosumer está para recomendar y generar valor, hay ocasiones en que
sus comentarios se enfocan a situaciones incómodas o negativas por las que han
pasado y con ello puede provocar toda una lluvia de escenarios incómodos para
una empresa en específico.
Anteriormente
se decía que un cliente decepcionado significaba la pérdida de 10 clientes
potenciales, ya que este cliente decepcionado se lo comentaría a un promedio de
10 personas que están a su alrededor. Ahora imagínese que gracias a la
facilidad con la que cuenta este cliente de expresar su sentir y pensar por
medio de la web 2.0, su influencia ya no se limita únicamente 10 personas, pueden
ser cientos o miles y si ha esto le sumamos comentarios o situaciones
coincidentes en la web, se crea fuertes vínculos de de fiabilidad entre ellos,
hasta llegar al punto de generar una comunidad con la finalidad de expresar su
frustración y descontento por un determinado producto o servicio.
Para
sacar partido de estas nuevas tendencias de comunicación interactiva, lo mejor
es incentivar y valorar a todos nuestros clientes, saber utilizar estas
herramientas y sobre todo brindar un servicio de respuesta y atención al
cliente que sea: rápido, óptimo y veraz, ya que es así como los prosumers se
comunican actualmente.
Os dejo también un artículo interesante sobre los errores que deberían evitar las empresas en las redes sociales: http://blog.sage.es/innovacion-tecnologia/errores-que-las-empresas-deben-evitar-en-las-redes-sociales/
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